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divendres, 4 de novembre del 2011

Hiro Onoda


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El 9 de marzo de 1974, tras 10.744 días que es lo mismo que decir tras cerca de 30 años, de haber finalizado la Segunda Guerra Mundial, el oficial del ejercito japones Hiro Onoda, destinado a finales de 1944 a defender la isla Lubang - Filipinas -, hizo entrega de sus armas y uniforme tras recibir la orden de rendirse, momento en el que también se le informo del final de la guerra.

Una vez finalizada la guerra, tras la rendición de los japoneses el 15 de agosto de 1945, se procedió a realizar, durante los meses posteriores, campañas especiales con el fin de informar a los miles de soldados japoneses esparcidos por las multitud de pequeñas islas del Pacífico, del final de la guerra.

Principalmente la campaña informativa consistía en el lanzamiento de folletos donde se indicaba la obligatoriedad de entregar las armas y los puntos de recogida para se devueltos a su país.

Al teniente Hiro Onoda se le destino a la isla Lubang y se le ordeno impedir que cayera en poder del ejercito americano. Misión que no pudo llevar a cabo y que supuso la casi la total aniquilación de la unidad destinada a su defensa. 

Onoda logro sobrevivir junto a otros 3 soldados que decidieron seguir combatiendo, en forma guerra de guerrillas, contra los invasores. Tan solo faltaban 8 meses para el final oficial de la guerra.

Sobre la isla lanzaron también panfletos, en japones, informando del final de la guerra y donde se le exigía la entrega de todas las armas pero ellos nunca creyeron en la veracidad de la información y daban por hecho que se trataba de un engaño por parte del enemigo.

Tras el paso de los años, debido en gran parte a los enfrentamientos armados con isleños durante los 30 años de estancia en el isla, el teniente Onoda quedo solo.

Un joven japones supo de su existencia y tras lograr localizarlo le informó de la realidad. Aún así, tubo que personarse en la isla el superior al mando que le mando a la misión tres décadas atrás, y que se encontraba en ese momento retirado y alejado de la vida militar, para ordenarle su rendición y la entrega de las armas.

Cumpliendo la orden recibida, hizo entrega de su fusil, en perfecto estado, su espada, cientos de balas y varias granadas de mano.

Tras su regreso a Japón consiguió una gran popularidad y fue homenajeado en multitud de ocasiones. Escribió el libro autobiográfico titulado , No surrender – My thirty Year-War, (Sin rendición – Mis treinta años de guerra ).

Donde relata sus vivencias durante los años de guerrillero, reflexiona sobre el debilitamiento de los clásicos y tradicionales valores japoneses con los que se encontró tras su regreso al Japón y nos hace saber lo extraño y exagerado que le pareció la gran expectación que causo su regreso.
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Durante algunos años se dedico a la política llegando a presentarse a candidato a formar parte del órgano máximo del poder del estado de Japón. El 1984 y ya desvinculado de la política, creo la organización Onoda Shizen Juku, la cual se dedica a la creación de campamentos destinados a la formación de jóvenes.
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