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dijous, 25 d’agost del 2011

Cagarse de miedo.

Resulta, para algunos, difícil el recordar a que edad vimos por primera vez una película de terror. Una expresión popular que define a la perfección aquel momento podía ser la celebre “ Me Cague de miedo “.

El uso habitual de la expresión, “ Cagarse de miedo”, ante situaciones de temor o pánico no es solo un tópico, es una realidad. Esta reacción fisiológica del cuerpo humano ante situaciones de miedo viene adquirida desde tiempos ancestrales y que es, una particularidad, compartida con un gran número de especies de animales.
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El miedo es una emoción cerebral que es activada ante una situación de peligro y que pone en funcionamiento el mecanismo para la defensa.

Uno de estos mecanismos es la de eliminar peso del cuerpo para ser más ligeros y poder huir más rápido. Y aunque el ser humano haya evolucionado y resulte poco posible vivir un momento en nuestra vida que esta dependa de unos gramos de menos en nuestro cuerpo, no hace que no pueda ser posible que en alguna ocasión podamos “cagarnos de miedo” literalmente hablando.

En el reino animal es una reacción habitual e incluso algunas especies de aves, defecan antes de iniciar el vuelo tan solo para que suponga un menor desgaste físico el volar.

En todo caso, tenemos que agradecerle a nuestro sistema nervioso, más concretamente al sistema simpático, que reaccionemos de este modo, es el encargado, entre otras funciones, de defender nuestro cuerpo. El sistema simpático nos prepara para enfrentarnos ante la situaciones de amenaza, acelera el corazón, nos sube la presión, tensa los músculos, se dilatan las pupilas e incluso aumenta el azúcar en el cuerpo para dotarlo de más energía.

A su vez se responsabiliza de anular inmediatamente todas aquellas funciones innecesarias que estemos realizando en ese momento, como el orinar o el bostezar.

En contraposición también contamos con el sistema parasimpático que realiza todas esas funciones pero a la inversa y que utilizamos con fines más relajados y lúdicos.

Se sabe que en situaciones de miedo extremo se puede dar el caso que se inicie el sistema simpático pero que sea anulado velozmente por el parasimpático y que pueda darse la situación incontrolada de defecar.

Finalmente cabe decir que, existen personas a las que el peligro les pilla cagando.
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